miércoles, 31 de diciembre de 2014
Decepción.
martes, 9 de diciembre de 2014
Cereza.
Cada uno sana a su debido tiempo, y es que Roma no se construyo en un día. Se necesita tiempo, y paciencia. Porque no todo llega cuando queremos, menos si lo éstas esperando.
domingo, 7 de diciembre de 2014
Fría.
Será por mi pasado o por mi ignorancia, pero yo no creo a esas personas que dicen que es lo mejor que te puede pasar cuando al tiempo están tan destrozadas y echas polvo que solo son una sombra de lo que eran, que nunca han vuelto a sonreír igual, que su mirada nunca ha vuelto a brillar igual que antes.
Será porque solo he visto la parte mala y me da miedo ver la buena. Será porque no soy capaz de apostarlo todo y no dejarme ni un as en la manga. Será que me acojona encontrar que realmente sea tan bueno como dicen y luego me lo quiten.
Sea lo que sea yo sigo en mis trece, hasta que llegue alguien lo suficientemente cabezota como para hacerme intentarlo, o que consiga lo imposible y que haga nevar en el mismo infierno.
sábado, 6 de diciembre de 2014
Somos tiempo.
jueves, 27 de noviembre de 2014
Dueles.
domingo, 23 de noviembre de 2014
Uno de esos días.
sábado, 22 de noviembre de 2014
Me gustaría.
sábado, 15 de noviembre de 2014
Miradas lluviosas.
viernes, 14 de noviembre de 2014
Sientes un pequeño vacío que comienza a expandirse poco a poco por tu pecho;
notas como presiona, como molesta, como está a punto de explotar,
pero no explota, solo se mantiene, creciendo y creciendo.
Tampoco sabes como pararlo, ponerle fin, es simple:
no se puede.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
Sin título.
jueves, 13 de marzo de 2014
Cosas hipnotizantes.
Cada persona tiene una parte favorita del día, para unos es el amanecer y para otros el atardecer, incluso algunos cuando el sol está en lo más alto. En cambio, mi parte favorita de todo el día es la noche. A veces me gustaría vivir en uno de esos sitios del norte en los que se pasan seis meses de día y seis meses de noche.
Pero las noches que más me gustan, son en las que hay luna llena. Esas son las verdaderas noches. Son hipnotizantes. En esos momentos podría pasarme minutos y horas encaramada en el alféizar de la ventana cual gato mirando bobamente la luna, como si esta tuviera todas las respuestas.
Es como si una gran sensación de tranquilidad surgiera de dentro hacia fuera, formando una especie de capullo a tu alrededor. Dentro de éste consigues olvidarte de todo y de todos, siendo solamente la música, la luna, la noche y tú.
miércoles, 12 de marzo de 2014
Es jodidamente triste acabar así.
Y es más agotador aún cuando ni siquiera te gustan las personas, no le ves la utilidad a estar teniendo una conversación falsa, o simplemente estar sonriendo y asintiendo como si escucharas alguna de las palabras que sale de la boca de quien está hablando. Lo peor de esto es que ninguno somos una isla y podemos vivir apartados. Claro, se puede intentar, pero acabas hablando con cualquier mueble, cosa que no es muy buena para la cordura. Así que no te queda más remedio que integrarte, socializar, y finalmente hacer algún que otro amigo, creyendo que lo conoces todo lo que lo puedes conocer; pero de pronto... ¡ZAS! Tira alguna bola curva y entonces me pregunto yo, ¿cuánto crees que puedes llegar a conocer a alguien?
Supongo que no importa cuánto creas que conoces a alguien, la dura realidad es que nunca llegas a conocer realmente a nadie.
El otro día, cuando estaba pensando sobre estas cosas leí en el libro que tenía entre manos esa frase que me caló bastante, porque me di cuenta de cuanta verdad dice. A veces las personas que mejor crees conocer en este mundo son a las que menos acabas conociendo, y ¿cómo de triste es eso? ¿Cómo de triste es que ahora no sea capaz de confiar en nadie? Es jodidamente triste que me pase mi vida pensando que me van a acabar apuñalando por la espalda, o preguntándome si volveré a salir quemada otra vez.

