Soltarse el pelo después de un día largo,
llegar a casa y tirarse en el sofá,
saltar en la cama como si tuvieras cinco años otra vez,
los globos,
jugar con globos de agua,
soñar despierta.
Quedarse dormida al sol,
mover inconscientemente el pie mientras suena música,
caminar descalza por casa,
dormir en bragas,
sonreír a la nada porque sí,
porque simplemente te apetece.
Hacer el idiota por el simple placer de hacerlo,
porque se te da bien,
poner caras tontas delante del espejo,
los orgasmos,
las galletas de dinosaurio, nunca se es demasiado mayor para ellas.
Esos chicles que te dejan la lengua azul,
dejarse hipnotizar por el fuego con sus llamas,
escuchar un piano al aire libre,
tocar una guitarra sin tener ni idea de cómo hacerlo.
Cruzar en rojo,
subir los pies en el salpicadero,
cantar con las ventanillas bajadas,
mirar fijamente a la gente, observarla de cerca.
No peinarse,
pintar con las manos,
usar camisetas ajenas tamaño XL para dormir o
simplemente para andar por casa,
saltar en los charcos,
las tormentas,
salir a la calle cuando diluvia en verano,
mojarse, empaparse, ponerse chorreando bajo la lluvia.
Las duchas de agua caliente,
los baños de espuma y velas,
dejarse flotar en el mar y ser ola,
escucharlas rugir con los ojos cerrados,
mirar al horizonte sin pensar en nada.
Soplar los diente de león y verlos volar,
el futbolín,
los dardos,
el billar,
el poker,
dormir,
las vacaciones.
Simplemente dejarse s e r.