Estamos construidos a base de tiempo, dependemos de él. Sin tiempo no podríamos hacer nada, no seríamos nada. Porque
somos tiempo, y la prueba es que
tardamos siete minutos en quedarnos dormidos.
Unas décimas de segundo en olvidar algo que acabamos de ver o escuchar.
Solamente tres segundos en saber si alguien realmente nos atrae.
Pero éste se nos va de las manos; a veces nos falta y otras nos sobra.
A veces no sabemos que hacer con él, otras solo lo malgastamos.
A veces queremos que pase lo más despacio posible para poder vivir un momento indefinidamente, otras solo queremos que pase lo más rápido posible y olvidar lo ocurrido.
A veces solo queremos saber cuánto tiempo tardaríamos en hacer algo, como por ejemplo, cuántas horas, minutos o segundos serían necesarios para saber si quieres a alguien, o cuanto tiempo necesitas para desquererlo.
El tiempo se nos escapa continuamente, es algo que está totalmente fuera de nuestra control y, a pesar de esos nosotros solo somos tiempo.