viernes, 3 de febrero de 2017

¿Y ahora qué?

Es extraño volver a un sitio en el que has sentido tanto, un sitio que es familiar, pero ahora con una luz distinta, un tono, un olor, un cáliz total y absolutamente diferente del que era. Tú ya no eres la misma persona, ni si quiera están las mismas personas que en un entonces eran inamovibles en este lugar. Se han ido, igual que tú, que ya no eres el que eras. Sentimientos contradictorios de lo que sentiste, lo que sientes, lo que esperas sentir, lo que quieres sentir y lo que realmente se sigue/acaba sintiendo.

Miro al rededor y las escenas se repiten en la mente como una película antigua, cada pestañeo, cada mirada, cada minuto de nerviosismo y ese punto de inflexión en el que la valentía ganó, decidiendo dejar el ¿y si...? de lado y ver qué es lo que podía llegar a pasar.

Y ahora me pregunto, ¿dónde cojones quedó eso? ¿En qué momento decidimos que así estamos mejor? Cuando sabemos lo que puede ser y estamos aquí como marionetas de nuestro conformismo sólo por no arriesgar demasiado, por no ser vulnerables de nuevo. Así estamos perdiendo, perdiendo con nosotros mismos y volviendo a dejar ganar al ¿Y si...?