Seguimos al conejo hasta su madriguera,
caímos,
entonces el tiempo se paró y se ofendió del todo.
Bailamos deliranzas al son de la canción del sombrerero.
Viajamos en sombrero,
a encontrar nuestra muchedad,
a lo mejor en una de esas fue cuando perdimos del todo la cabeza,
o acabamos como Alicia en su pais y arriesgarnos a que nos la corten
por soñar tan ALTO.
Cojamos entonces varias monedas de los bolsillos de hombres muertos
y una botella llena de buenos pensamientos.
Confiemos en que Chesire nos guíe con su sonrisa
con forma de luna y poder columpiarnos en ella.
Empuñar a Mortalina
y acabar con el miedo que nos impide vivir un
gloricioso sin sentido.