lunes, 14 de septiembre de 2015

Café.

Dejé el café, ¿sabes? 
Me recordaba demasiado a ti.

Beber café era como caer lentamente en tus ojos.
Era algo fuerte, caliente, amargo y oscuro.
Casi como tú.

Por más que le echara leche o azúcar para suavizarlo,
la esencia sigue siempre ahí.

Al igual que tus bordes: imposibles de limar, 
suavizar o controlar.

Siempre oscuro,
siempre fuerte.
Siempre café,
como tú.