A veces pienso que soy como un cactus,
a primera vista seca y arisca, pasando fácilmente desapercibida.
Pero bajo esas espinas hay vida,
una vibrante y con
ganas de salir.
De que se la tenga en cuenta, de que la vean
y le hagan caso.
Y a veces, los cactus florecen, sus flores
son de colores vivos: rojos, azules, rosas...
No son secos ni tan ariscos,
sólo tienes que ver la belleza que hay en sus espinas,
la belleza que hay detrás de ellas,