sábado, 14 de julio de 2012

Mentiras rutinarias.



    Si quieres puedo mentirte y decir que ni te echo de menos y que ni he pensado en ti, total, eso solo serían otras dos mentiras rutinarias más. Otras dos, como la mentira más rutinaria y de la que apenas nos damos cuenta porque nos hemos acostumbrado a decirla todos, absolutamente todos los días sin excepción, esa con la que nos autoengañamos esperando algo mejor y que realmente sea cierta, esa que dice 'Buenos días', ¿buenos días? ¿En serio? Dime, ¿cuantos de los 365 días del año son buenos, buenos de verdad? A excepción de unos pocos el resto de los días serán normales, malos o incluso raros. Claro que, eso 'raros días' podrían ser buenos, pero no lo suficiente, simplemente estos serían diferentes, no buenos. Y es que día tras días, mañana tras mañana, cuando nos despertamos y alguien nos dice buenos días, yo pienso que ojalá ese sea un buen día de verdad, de los que no se olvidan tan fácil, de los que te gustaría repetir; y no otro día más, otro día que es igual que ayer, pero con distinto nombre.